jueves, 19 de mayo de 2011

Recobrando la memoria revolucionaria

¿Habrá expirado ya el opresor ancestral de pueblos, intelectuales y revoluciones?
 ¿Yacerá  inerte entonces el eterno tricolor opresor, edificado por columnas de élites desgarradoras, usureras y desenfadadas?

¿Habremos finalmente y felizmente abrazado la consecución de ideales democráticos nacionales y  envolventes?

No, no hemos abrazado nada más que nuestra propia angustia y por tristeza aquí no hay margen de error. El simple desencanto de mis palabras es inconformidad y guía; un suplicio de melancolía por permear en mi patria un inconfundible gesto de irrelevancia comunal, de una indiferencia cautivadora, y un inocuo espectro revolucionario.

Los tiempos de infranqueables convicciones y plenitud cognitiva han desaparecido, la otrora inestabilidad no permanecía enjuta y dócil como ahora, sino voraz, propositiva y lacerante; un remolino de insospechadas teorías, de una izquierda convencida, motivada por gestos de justicia y libertad. Es decir, muecas de juventud que denotaban coraje por un cambio sustancial, labrado en puños de tinta magenta de imprentas clandestinas… Una ávida necesidad por equidad y esperanzadora parsimonia…

¡Qué lejos han quedado los sacrificios, los mártires  y las incesantes y proclives inconformidades sociales!


Ahora se devela la indiferencia, se es testigo de la poca sincronía, se confunde el hecho con el desecho, el demagogo con el caudillo y el olor a zozobra se entrelaza con la etapa anal del capitalismo exorbitante, del mercantilismo innecesario, del boicot hacia aquellas pocas voces juglares que se aferran a exhibir monopolios  y desnudar a aquel poderoso santurrón de los medios, al hipócrita creador de una mafia satelital y a un congreso dilapidado de dudas e intereses ajenos a su mismo deber…

¿Dónde se haya la libertad de prensa cuando se minimizan los datos, se infiltra la decoración en un hecho y se convierte en escarnio político?
¿Qué sucede realmente en Juárez, Chiapas, o en el Golfo?

¿Quién dictará sentencia al presidencialismo neoliberal actual, blanquiazul y dictatorial de ahora como en antaño durante setenta años?

Las luces del periodismo lucen apagadas y maniatadas  a través de un soporífero que apacigua y remite a concordias fatuas entre la información que requiere un pueblo y los recalcitrantes egocentrismos de gobiernos ineptos y escurridizos.

¡Quién fuera  
Scherer para enervar las fauces del pueblo, ser caudal del intelectual y goce de nuestras voces!

Disueltos en playeras de ocasión, forjan ahora estampadas las memorias y pensares de insurrectos del 68, ondean ideologías a través de puerilidades que no se  acercan  a una noción fehaciente de una revolución ideológica verdadera. Jóvenes carentes de orgullo, mediocres, deshilachados; sin fuerza ni corazón de nuevos bríos…


Cada día soslayo con ansias de cambio los reportajes amarillistas colmados de intereses proselitistas, rehúyo a la mojigata postura de los medios, de periódicos de cristal que no condenan más de lo permitido y no se atreven a arremeter por un cambio en sociedad procurando lo honesto. 
Voces sí existen, pululan y divergentes se escuchan; pues en el panorama nacional intelectuales los hay,  pero  ahora falta astucia, voluntad y coraje para actuar en consecuencia…

Y entonces…

¿Quién exhibe los gastos malintencionados de quien juega con la estafeta nacional?
¿Quién entonces se atreve a describir los incumplimientos de nuestros jerarcas sin pretender exclusivamente un aplauso social sino aspirando sinceramente a  remover los escombros de gobiernos fallidos?

¿Quién entonces se muestra objetivo y realza la carencia de una izquierda valiosa contemporánea sin desentonar con su propio destino?

Nosotros, quienes sobrevivimos al silogismo de nuestro tiempo, quienes leemos, reflexionamos y discrepamos hemos de sacudir las entrañas que cimbran nuestra tierra. Nosotros quienes contrariados por la ineficacia de nuestros gobernantes e idolatría de nuestro pueblo, somos quienes hemos de empezar a calibrar los engranes de una nueva patria soberana de su propia sangre…

Y entonces…

Devolveremos al menos la chispa contra la inoperancia, sumergiremos la apatía de sexenios en un abismo donde en el olvido se resguardarán  nombres borrascosos de Ordaz, La Madrid, Salinas y Zedillo. Expropiaremos  la verdad con nuestras palabras y con el  fuelle interminable de nuestros corazones  frenaremos el despojo de nuestras libertades; aquellas que subliminalmente se han fatigado de ocio y desfalco  coadyuvando con la  inconformidad latente y la poca voluntad de nuestra gente.

Con el aroma de un nuevo intento, como quien el nihilismo procura, de quien sabe y degusta su momento en la historia, quien imagina, organiza y ejecuta la nueva brisa de nuestra memoria….
México desencantado espera paciente y sapiente de que pronto se borrará con auge, reivindicación y gloria, la cicuta  de una nueva generación que carbura hacia una nueva afrenta, una nueva república, buscando el sostén de una incipiente nación de éxitos, coraje y una vanguardia insoluta…

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