martes, 14 de junio de 2011

Marchando contra la idiosincrasia

Un errado comentario levantó un apaciguado grito que permanecía enjuto y dócil en sociedad.
El gobernador de Jalisco sentenció con equívocas palabras una advertencia a la comunidad femenina de nuestro país. “Ellas los provocan…” Las mini-faldas y escotes provocativos son invitación formal a la violación y vejación sexual en las mujeres…”

En realidad… sí lo son.  Una ironía aplastante si consideramos y aceptamos que el machismo en México es de altas latitudes; en consecuencia, esperar que la indumentaria provocativa femenina no sea motivo para incitar al energúmeno del macho mexicano es un error flagrante. 

Por supuesto que esta situación es denigrante y alarmante, sin embargo el problema radica en la idiosincrasia de este país, forjada por siglos en el  albur “jocoso”, en los piropos desquiciantes y en la poca aceptación de los valores femeninos.  Cabe recalcar que estuve en la marcha denominada “De las putas”, me llamó la atención el movimiento y percibí más que un halo de recriminación al mismo gobernador, un clamor popular en contra de la idiosincrasia del macho mexicano, a ese que borracho golpea a su mujer, que despilfarra o ni siquiera percibe un salario, ese que cuando su mujer no está en casa le es infiel y alburea con orgulloso por su barrio a quien le permita, mujer, hombre o quimera…

 Foto: Paloma Oseguera Gamba


El fenómeno desatado el domingo a partir de la declaración de un gobernador nace de un machismo exacerbado y no de una advertencia que pese a tener un tinte ultra conservador como  nauseabundo, no carece de un sentido lógico en correspondencia a los tiempos que vivimos. Señoritas, si bien el gobernador, un macho alfa prepotente les dijo “putas”, yo les diría cuidado… Ejerzan su libertad pero cuídense, la moderación y precaución hacen más valiente al humano que el osado más desprevenido..

Considero que la exaltación (totalmente entendible) del género femenino pasa más por ese inquietante y desgastante machismo que pulula aún en grandes proporciones en nuestro país, no son en realidad las advertencias del gobernador, sino el malestar psicosocial femenino de saber que enfrentan una doble batalla por salir avante ante casi cualquier afrenta en una sociedad ignorante de pies a cabeza.
Entiendo y puedo llegar a comprender el nacimiento del feminismo, (craso error indudablemente) pero un reflejo, consecuencia y reacción natural al verse subyugadas.

Foto: Paloma Oseguera Gamba

En la marcha los gritos y reclamos buscaban culpables, quizá sus padres, hermanos, amigos y maridos, quizá el gobierno o mejor aún la historia misma de este país. 

Como en todo hay matices, pero la raíz de la inconformidad femenina y de las mismas declaraciones masculinas, se cierne en la falta de educación de un país que no ha percatado que todos sus males  tienen origen en este rubro, uno que la mayoría sigue juzgando como cliché de discurso político, ignorando que es base de todo lo demás, economía, salud, desarrollo, sustentabilidad, etc.

Quisiera citar a una buena amiga que con cabalidad brilló por el siguiente comentario: 

Puedes exigirle respeto al hombre, pero mejor exígele educación al gobierno.”

La historia sigue cobrando su emolumento en el presente y el futuro no parece desprenderse de sus consecuencias…

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