Redescubriendo Cuicuilco, joya cultural del sur

Cuicuilco no es sólo una referencia del sur de la Ciudad de México, tampoco el nombre de una colonia de modernas unidades habitacionales... Cuicuilco, la civilización; se inició en el Preclásico Tardío asentándose en el confín sur del Lago de Texcoco y fungió como el más grande centro ceremonial y religioso de Mesoamérica, inclusive por encima de la célebre Teotihuacán.

De Cuicuilco se desconoce mucho, sobre todo por la dificultad de las investigaciones, ya que en algunos puntos, una capa de piedra volcánica de más de 15 metros de altura recubre los vestigios de esta misteriosa civilización. Sin embargo, y a pesar del reto impuesto por el volcán Xitle en el año 50 A.C; de lo que sí están seguros los expertos, es que Cuicuilco fue mucho más que una pirámide de base circular, pues todo indica la existencia de una gran necrópolis con tumbas en forma de botellón y grandes montículos que dan pauta a la importancia cultural y religiosa de esta civilización.


En la actualidad, gracias al esfuerzo conjunto del INAH y el Patronato de la Ruta de la Amistad; es que se ha originado una nueva investigación que permita adquirir mayor certeza de las magnitudes de la importancia de Cuicuilco para la historia de nuestro país.

Y el Disco Solar...

Enclavado en el umbral histórico de las Olimpiadas de México 1968 yace el “Disco Solar” célebre monumento de aquella épica Ruta de la Amistad que propició la creación de esculturas magnánimas que buscaban fortalecer las relaciones entre países para aquella justa olímpica desarrollada en nuestro país.

El “Disco Solar”, obra símbolo de la Plaza de las Naciones dónde se izaban las banderas de los países que ocuparon Villa Olímpica durante la gesta olímpica; es también emblema de la relación Bélgica-México y por supuesto un estandarte de la delegación Tlalpan.



Actualmente, la obra del escultor belga Jacques Moeschal está siendo restaurada gracias a un proyecto de sustentabilidad ecológica que comparten el INAH, la SEP, la delegación de Tlalpan, la embajada de Bélgica, el patronato Ruta de la Amistad y algunas otras empresas.

El proyecto cultural y ecológico además de restaurar un ícono de la delegación, busca rescatar el teatro al aire libre para su uso en actividades culturales y que en años pasados se habría cubierto de maleza y pobredumbre por falta de mantenimiento. Sin embargo, lo más relevante del proyecto, es la remoción de piedra volcánica de la zona denominada como Cuicuilco B y así generar nuevas investigaciones geofísicas y antropológicas que permitan conocer más sobre el basamento de una pirámide que afirman los expertos data de hace más de 2 mil 300 años.

Aunado a ello, Daniela Pérez Fernández del patronato Ruta de la Amistad A.C comentó:“Con la UNAM, el Patronato hará la limpieza de tierra, se resembrarán las plantas originales del Pedregal y se buscará unir la zona A de Cuicuilco, la zona B, el trébol de Insurgentes y Periférico que va a albergar nueve esculturas de la Ruta así como un corredor cultural-verde desde Cuicuilco hasta la UNAM”.
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jueves, 22 de septiembre de 2011

La Tiranía Democrática

Las víctimas no sólo fueron los que votaron por López Obrador, los huérfanos de la democracia no sólo fueron esas huestes “izquierdosas” y “lacerantes”, los aniquilados somos todos; no sólo los designados y resignados “pobres”, también los acaudalados y los clase medieros, los que creímos en la incipiente democracia cuyo nombre es sólo hojarasca de verano, cliché electorero, un siempre anhelo pendenciero… 
 
La infamia del 2006 fue elipsis de tiempo, se obvio la elección como tal, se des contabilizaron votos, es decir desprovisto de significado, el sufragio de cualquier ciudadano mexicano tomó una nueva connotación, el de un artilugio, de un juguete y símil para enarbolar la farsa de la democracia…


Cuando el sufragio pierde valor ante una designación arbitraria, impúdica y deleznable, la democracia muere. Ese sistema cuestionado en ocasiones pero también alabado por su intrínseca justicia y su inherente remisión a la equidad, dista de poder consagrarse en el sistema tripartita hegemónico que conocemos.

Mandoki pudo exhibir las controversias desatadas a partir del fraude que carcomió la identidad de un pueblo en 2006,un pueblo ávido de un cambio sustancial en el rumbo de su desarrollo social, político y económico.


 Dicha historia se repitió como con Manuel Bartlett en 1988 cuando la  izquierda siempre dilapidada por la incursión del neoliberalismo, vio mermada su ascensión al poder con la célebre caída del sistema de votos cuando Cárdenas lideraba las encuestas preliminares. Ahora, en 2006 no fue sólo la derrota del caudillo “rojillo” que buscaba la cúpula del poder para otorgar una nueva perspectiva social al país, sino la derrota de la insignificante democracia que Fox, unos años atrás parecía reivindicar después de más de 70 años de la dictadura perfecta.

Cómo sabemos todos, la historia se repite, se recurre al error, a la premisa falaz, al tropezar con esquemas aparentemente nulificados a priori; en 2006 se exhibe la incapacidad del presidente en turno por apartarse del escenario político del momento, y no interferir con argucias banales en el sufragio del electorado. 

Qué decir de los compadrazgos y nepotismos, cuándo un familiar directo de Felipe Calderón contabilizaba votos y ofrecía estadísticas cercanas que buscaban ayudar al candidato blanquiazul.

No podemos olvidar que en aquél año, las artimañas de Fox sonsacaron a su acérrimo rival, protagonizando una lucha desencarnada por evitar la creciente popularidad de quien osaba escarmentar contra los grandes empresarios, no por argüir en contra de éstos por su innegable importancia en labores económicas y sociales, sino por delimitar el ultraje de estos en la evasión fiscal y hacendaria que han consumado por décadas. El desafuero era necesario pero también martirizó a López Obrador quien a pocos días de la elección mostraba según cifras oficiales, una clara ventaja sobre su más cercano perseguidor, Felipe Calderón Hinojosa.

La democracia se veía fracturada, a unos días de la elección, ninguna de las tantas técnicas ilegales que se usaron contra López Obrador funcionó realmente, ni los spots desacreditadores, la restricción de tiempo al aire en medios o la tenaz y siempre abierta declamación de Vicente Fox contra el populismo del tabasqueño.

Cabe recordar que la incipiente democracia se veía supuestamente respaldada por un órgano superior llamado IFE, el Instituto Federal Electoral cometió un sacrilegio al venderse a los intereses ajenos, denegar la contabilización de votos posterior a la elección y la misma propuesta del sector afectado de repetir las elecciones justo como había sucedido con el gobierno de Piñera en Costa Rica previamente.
La negación fue rotunda por parte del gobierno de Calderón, auspiciada por el poder fáctico del ala triunfal empresarial y por supuesto, el mutis y negada intervención del IFE en cuestiones básicas de transparencia en una elección marginal que tenía todos los argumentos para determinar con lupa y después de varios meses, la validación de la elección consabida.

La inexistencia empírica de la democracia no empata con el silogismo de su teoría más explícita, es decir la ateniense o bien su deformación representativa, ya que a pesar de que el voto se ejerce, tergiversar la decisión individual acomete la falta más grave dentro de un sistema aparentemente democrático cuya utopía es justamente el valor y peso de cada individuo.

Robert Dahl sostiene que en algún punto la democracia pudiera favorecer el nacimiento y consagración del sistema anarco-capitalista donde el gobierno resulta inexistente ante el avasallamiento del poder fáctico que comprende el sector empresarial y desde donde se jacta la nueva legislación corrompiendo los intereses de quienes no son esa minoría selecta, privilegiada y autoritaria que domina el espectro nacional. Sería interesante desmenuzar esto y analizar con calibre la posibilidad de que la elección de 2006 se sostuviera desde este imaginario dónde el neoliberalismo ya ha reducido a través del inmenso  poder de los monopolios, quienes deciden arbitrariamente el rumbo que debe conducir al país entero.
La consecución del fraude de 2006 reitero, no sólo priva de su cargo al legítimo Andrés Manuel López Obrador, sino que devela la tristeza y la frustración de un pueblo quien vive oprimido por intereses ajenos y que incluso cuando sus intereses se hacen notar a través del sufragio mayoritario, éstos ven su elección maniatada por la oligarquía. El proceso electoral de 2006, no sólo nos resume como experiencia el fraude, sino la amalgama de intereses que detrás del escenario coadyuvan con singular meticulosidad por impedir un sendero distinto al que beneficia al dichoso cuarto poder que nos domina.
La democracia representativa no funciona por dos razones fehacientes, en primera instancia, no fomenta la justicia y representatividad a través de sociedades dispares, inequitativas e ignorantes, pues predomina la influencia directa de grandes intereses que persiguen asiduamente la decisión individual y también colectiva de gremios que simplemente los lleve a preservar el poder.
La segunda razón es que una vez truncada la estrategia de dominio sobre el voto, el fraude es artífice inminente para conservar el “estatus quo” que delibera en nuevamente, la decisión de unos pocos.
Sea por ignorancia o por esgrimir contra el resultado final, la concatenación de intereses de una minoría poderosa es un lazo que estruja a la democracia y que no le permite siquiera ser lo que su semiótica nos refiere.
“Gobierno del pueblo para el pueblo, o lo qué es actualmente, gobierno de la minoría a través de la mayoría”.



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sábado, 6 de agosto de 2011

San Juan Chamula, sincretismo exuberante

Sólo basta sacudirse la inquietud y hacerlo, plantarse en la misteriosa comunidad de San Juan Chamula, pueblo colindante de San Cristóbal que viste su fama en el sincretismo religioso, ahí dónde se matizan las creencias y las religiones se entrelazan en un acertijo para los asiduos visitantes.

Con una iglesia de gran tamaño, vestida de madera, esencialmente pino, San Juan Chamula nos remite a un poblado enclavado en un valle chiapaneco, entre montañas y mercados, entre la desazón de la pobreza y la curiosidad foránea, ahí yace un pueblo autónomo cuyos jerarcas visten como los ciudadanos, su poder es aislado al gobierno de la entidad, sus párrocos necesitan anuencia social para siquiera declamar su evangelio…



Ramas de pino se cuelgan y bifurcan con cruces verdes que rodean el poblado, lo colman con un olor agradable, místico, inusual, una verbena de aromas, un sacrilegio remitirlo a una fotografía.

Según se dice, cualquier que ose perpetrar la esencia de la identidad de algún ciudadano de San Juan Chamula a través del uso de una cámara, podría llegar a ser arrastrado, encerrado, excomulgado o simplemente apaleado hasta su destierro por las consignas mismas que la autonomía del poblado permite.
Aprovechando la interminable visita de extranjeros a sus lares, en la iglesia se manifiesta un letrero que exhibe la necesidad de pagar un importe único por completar la visita, a sabiendas que el misticismo en la Iglesia es un argumentos imperdible de la visita, ese esoterismo que sólo adentrándose al inmueble se puede presenciar.

Una vez dentro y con el bolsillo vacío por el uso práctico respaldado por un neo-neoliberalismo, la mágica del lugar recubre las paredes, cubiertas de madera, el techo también de su mismo calibre. Aquí hay  santos de todos tipos, colores y sabores para cada creencia. Aquí no se exime a nadie, todos pueden y deben rezar al santo de su devoción, postrando velas con inconfundible meticulosidad y orden. Obsesividad o no, las velas son cuidadosamente organizadas en rectas perfectas alineadas frente al altar de su santo preferido.

La peligrosidad por un error y chamuscar el encierro es latente, el suelo cubierto de ramas y hojas de pino, la estructura fundamentalmente de madera; todo hace de la visita un testimonio más completo, un vaivén de emociones y sentimientos.

Rezos, cánticos y aromas, destazadero de cuellos de gallinas, oraciones, plegarias, sollozos y lágrimas, todo un ritual de ingentes latitudes, un destello de la importancia de la fe y el poder que conlleva este mismo.
Dejemos San Juan Chamula con sus santos, su misterio y ese elixir  mágico-remedial venerado que es la Coca-Cola, esa bebida mística internacional que deambula por doquier como si hubiese hecho un pacto diabólico. Se dice, el ingrediente que la hace oscura es complemento de creencias ancestrales en esta comunidad, y su gasificación matiza con el ritual del eructo para dirimir a entidades perniciosas…

Vaya que hay misterios en esta localidad y vaya que se comulgan los tiempos… 

Viro mi cabeza ya en el colectivo para presenciar un espectacular que me despide, uno que Coca-Cola ha regalado a su población consentida, a San Juan Chamula, esa comunidad que me dice hasta pronto con su misticismo estoico, esa autonomía excéntrica  que se mezcla desenfadadamente  con ese neoliberalismo avasallante que aprovecha cada rincón y espacio para magnificarse…
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viernes, 5 de agosto de 2011

Acteal, una perspectiva y otra realidad

Un viaje a Chiapas es insuficiente para develar las semillas del apaciguamiento revolucionario actual, la germinación de una lucha insatisfecha y la pugna por la autonomía y reconocimiento indígena.
Una travesía de apenas siete días al corazón de la insurrección zapatista no es sinónimo de verdad absoluta, pero sí un acercamiento visible de la realidad actual y los motivos desencadenantes del movimiento de los años noventa.

Enclavada en los altos de Chiapas, aún a dos horas y media de San Cristóbal de las Casas por un sinuoso y reticente sendero se ubica la comunidad de Acteal, la efigie del monumental problema por el cual atraviesa Chiapas en la actualidad, y lo explico en presente ya que todos recuerdan la terrible masacre que sufriera este pueblo en 1997 con el asesinato de 45 habitantes; sin embargo,  la peripecia sigue vigente a pesar de ver el detrimento de los años mozos del movimiento zapatista cuando lograron captación internacional en todo sentido, pero cual moda intelectual, dicho ideal de liberación y reconocimiento indígena quedó postrado en un esbozo de interés y en la insostenible venta de figurines encapuchados que sólo pregonan el éxito del neoliberalismo en el mismísimo seno del movimiento.


El día 22 de cada mes, en Acteal se celebra una misa para recordar la masacre que un grupo de paramilitares propició a su misma comunidad auspiciados por el Gobierno Federal  y Estatal de aquellos tiempos. Triste, lúgubre y desolador luce el panorama,  los habitantes muestran sus atuendos de gala, esos trajes típicos, folclóricos y distintivos atuendos en blanco, moteados en rojo y negro. Ellos lucen cabizbajos, meditabundos y esperanzados  en el retorno de la electricidad, esa que por lo general se ausenta misteriosamente cada celebración después de haber denunciado ante la CFE ridículos recibos de cuantiosas cantidades. 

En el recinto, ellos, los sobrevivientes permanecen serios  ante la ya consagrada visita de extranjeros, periodistas y estudiantes; y es que la realidad actual dista mucho de encontrar justicia, equidad, libertad y paz, valores insustituibles del grupo denominado Abejas, facción pacifista cuyo respaldo moral al EZLN les costó en 1997 la desaprobación federal y en consecuencia la vida de 45 de sus habitantes, algunos de ellos aún permanecían en el vientre materno.

La misa se viste con cánticos regionales, danzas coloquiales y una búsqueda de alivio constante, una misa la cual el párroco Marcelo argumenta es fuente inspiracional para continuar en la lucha por el reconocimiento indígena, afrenta por un mejor porvenir de comunidades tzotziles, tzeltales y lacandonas. 

Sin embargo la misa se ve soslayada con la liberación de los presuntos culpables en 2009, los paramilitares redimidos después del proceso irregular según dictaminó la Suprema Corte de Justicia, han encontrado en el CIDE y sobre todo en  intelectuales como Héctor Aguilar Camín, un respaldo suficiente para volver a Acteal pese al miedo y desprecio comunal, aceptando 5 hectáreas a su retorno aunado a una casa propia, situación  que luce con claros tintes electoreros…

En entrevista, el padre Marcelo, cuyo cariñoso pseudónimo nos remite a llamarlo simplemente “Mache”, nos comentó en reciente viaje, la artimaña política por tergiversar la verdad y así debilitar a la misma, argumentando que el retorno de los paramilitares reconocidos como culpables por los mismos sobrevivientes, mantiene en jaque la integridad de la comunidad. La mentira se cierne en las anécdotas cuando se argumenta que rezaban cuando fueron cobardemente acribillados o peor aún, cuando se minimiza y con eufemismos se argumenta que los asesinados fueron obra y magia de una disputa regional por diferencias ideológicas… La realidad es que fue así, sólo con la diferencia de saber que una ideología era sostenida desde Los Pinos…
 Azotados por una verdad inconclusa y demeritada, el jerarca religioso asume su rol dentro de la comunidad, aseverando que es el evangelio el cual mantiene los lazos comunales fuertes y estables, brindando unión y esperanza a un pueblo dividido que según se dice, tiene una esfera tripartita: Un Acteal dominado por el grupo pacifista “Las Abejas” , cuyo pseudónimo dicen  proviene de la analogía directa con el insecto, el cual no es agresivo por naturaleza, sino en consecuencia…

En segundo y tercer plano, aparecen  el Acteal Priista, dominado por el avasallamiento del partido político y el Acteal Zapatista, ambos con diferencias magnánimas que propician inestabilidad y un clima insufrible dentro de la región.

Al continuar con la entrevista, Marcelo sentenció con lo inevitable; explicó que ha sufrido más de 3 atentados en su contra pero sabe que su lucha es la unificación, la paz y el levantamiento de una voz indígena ante las vejaciones y difamaciones con las cuáles se enfrenta día a día.

Para concluir la visita, un servidor acudió al lugar dónde se homenajean a los caídos, dónde fueron enterrados los mártires de Acteal, esos que son combustible de lucha para la comunidad entera, elixir de revolución esgrimirían algunos. Entre rezos y pancartas, en las húmedas catacumbas y con la tempestad encima, la cordialidad no es excedente y tanto visitantes como habitantes de Acteal, son invitados al comedor principal para deleitarse con un apacible gusto culinario con un poco de frijoles, arroz y agua de guayaba.
Una vez terminada la visita, quedan en la mente las palabras, las atenciones, el histórico lugar que desencadenó una lucha y por supuesto los vientos de la masacre…

Y es que aún allá arriba, lejos de la celebración y escondida entre maleza y coníferas, se asoma una casa con el inconfundible escudo priista vigilando a la lejanía.  Esa pertinaz bajeza de 1997 sabemos a quién atribuirla… es a ese partido que deleita su retorno a la cúpula del poder esperando reiniciar la cacería…
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lunes, 20 de junio de 2011

Profesiones vemos, a juzgar procederemos

¿Cuántas veces hemos escuchado la recalcitrante indagación sobre el sendero profesional de alguien más? ¿Cuántas veces hemos sido nosotros ese mismo remitente que desdeña a destajo?  



Siempre persistente, esa lacerante burla colmada de estereotipos, estigmas y risa sardónica, nos corroe en sociedad como un cáncer competitivo que no encuentra alivio en el lógico entendimiento de las distintas capacidades humanas, de los  versátiles gustos, predilecciones e incluso, en el estricto apego funcionalista; de saber que toda carrera profesional y todo trabajo en sociedad es necesario para el ensamblaje del marco laboral nacional.

No se haya la discriminación exclusivamente en cuestiones de género, orientación sexual o poder adquisitivo, sino que dicho fenómeno se filtra;  auspiciado por  los factores anteriores, en la selección profesional de cualquiera de nosotros.

Nos vemos encasillados a la selección profesional por distintos pesos, vaticinamos como auténticos eiségetas  el porvenir de cierto rubro y enarbolamos pronósticos de éxito causando con ello que las preferencias se vean delimitadas desde un inicio. Ya dentro de una carrera considerada “poco trascendente” o bien “sin futuro lucrativo”, la crítica social es severa e infatigable.

Ingenieros dilapidan con fastuosa arrogancia la ambigüedad de las humanidades y a su vez, las ciencias sociales demeritan con sendos reproches la capacidad reflexiva de los considerados “autómatas” que presumen matemáticas elevadas y arremeten con insufrible ortografía en contra de las palabras.
Muchas carreras profesionales guardan un halo de respeto somero en sociedad, por lo general aquellas que involucran una memoria privilegiada o bien un manejo sofisticado de las matemáticas más excepcionales.
Sin embargo aquellas que quizá no solicitan tiempos extraordinarios o prescinden de conocimientos técnicos o matemáticos, muchas veces encuentran su éxito en la psicología, interacción social o el arte, siendo minimizados por padres de familia, compañeros y sociedad en general, asumiendo prioridades inexistentes que cercenan la convicción individual y forjan ideas preliminares sobre tal o cual preferencia profesional.
Considero menester indispensable poner ojo clínico ante este fenómeno que no sólo discrimina al profesional, al graduado que percibe todo en su contra, sino también al futuro artista, al investigador, al geólogo, al comunicólogo o al mismo teólogo o filósofo; todas ellas profesiones esenciales para el desarrollo del país, claro está en distintas áreas que no por ello descartan su matización. 

Buscar un encuentro profesional y entrever posibilidades de vinculación entre profesionistas es hallar en la otredad a un compañero que desde su propia cosmogonía aportará a una empresa, causa o proyecto.
En la idiosincrasia mexicana, la discriminación existe a través del miedo y la ignorancia, basta sabernos diferentes para argumentar en contra y similares para competir…

La próxima vez que en una fiesta o reunión indague sobre el giro profesional de alguien más, busque con ahínco juzgar más allá del estereotipo; manténgase; si verdaderamente lo está,  interesado en el trasfondo, convicciones y aspiraciones de la persona que frente a usted podría ser su próximo compañero de trabajo, aquél que complementará su esfuerzo y podría enseñarle alguno que otro conocimiento que usted ha dejado añejar en el sendero de la vida…
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